Después de años y años de construcción, de problemas, de posponer hasta el cansancio la inauguración, de expectativa, por fin, el 30 de julio de 2010, se inauguró el Estadio Omnilife, nueva casa del equipo con más afición del país: las Chivas.
Después de pasar los años en un estadio histórico, pero ya no digno de ser casa de uno de los grandes, se mudan a un estadio de primer mundo, esperando que esto motive a otros equipos a dejar de lado la cursilería de la historia y construir estadios modernos y funcionales. No digo que la historia no sea importante, pero realmente es estresante que se siga usando de pretexto para no darle a la afición estadios dignos del siglo XXI y de un futbol que genera ganancias al por mayor.
Pero este post no es para echarle flores a las Chivas y a la decisión de Jorge Vergara de construir un nuevo estadio para el equipo, sino para mostrar mi desagrado porque, una vez más, se demostró que en este futbol nada se puede hacer bien.
Junto con la noticia bomba del fichaje de Javier “Chicharito” Hernández por el Manchester United, se anunció que el equipo de Old Trafford sería el encargado de inaugurar el nuevo estadio. Después de especular con equipos de todos los tamaños, por fin se decidía el rival de Chivas para el primer partido, ¡y qué rival! Los aficionados de Chivas se mofaban de todos los de otros equipos y esperaban con ansias la venta de los boletos para estar ahí, viendo como uno de los grandes de Inglaterra era el encargado de inaugurar el Estadio que no se habían cansado de presumir (no puedo culparlos, yo haría lo mismo).
¿Qué pasó? Llegó el día esperado y Chivas se encontró jugando contra un montón de desconocidos enfundados en la playera histórica del Man U. No niego que esos chavos tengan calidad, ni que quizás en un futuro sean estrellas, pero no es el Manchester United que tanto se anunció; eso sí, el boleto costaba como si Ryan Giggs le fuera a dar la mano, autógrafo y foto a todos los asistentes.
Después de eso, no faltaron las justificaciones “es un amistoso… el Manchester United es un grande, no puede arriesgar a sus jugadores… es que el torneo en Inglaterra ya va a empezar”, pero ¡oh, sorpresa!, volteas a ver que tan sólo unos días antes, contra las estrellas de la MLS, todos los titulares disponibles del United vieron acción de inicio, esto porque seguramente SUM hizo al equipo inglés firmar un contrato que los obligaba a alinear un cuadro titular, porque, después de todo, ellos anunciaron que jugaría el Manchester United, no los suplentes del mismo.
Lo anterior me deja pensando muy en serio, ¿es que en nuestro futbol nada se puede hacer bien? No es gran ciencia, me parece muy obvio que lo que quieren los grandes equipos por jugar es dinero. De acuerdo, en EUA tienen dólares, pero aquí en México está un futbol que deja millones de los mismos en ganancias. Creer que el futbol de EUA tiene más dinero que el mexicano porque allá son dólares y aquí pesos es ridículo; nuestro futbol es un gran, pero gran negocio. La diferencia es que mientras a los estadounidenses no les incomoda gastar más para hacer las cosas bien, en México parece ser irrelevante el cómo se hagan las cosas.
Esto tiene que parar, nos ofrecen un torneo mediocre de baja calidad, un futbol sin proyectos que no avanza nunca y, como la cerezota del pastel, inauguraciones con los suplentes de equipos importantes anunciadas con bombo y platillo, a precios que te hacen preguntar si es cierto que hay crisis económica. Todo esto, con el propósito de tener más dinero dando casi nada y nosotros, los aficionados, en vez de no dejarnos, lo seguimos permitiendo.
Si seguimos así, ni hablar, esperen mi post en 50 años cuando las Chivas ganen en la inauguración de su nuevo estadio contra los suplentes del Real Madrid; total, los que vendieron todas las teles de su casa para estar rozando el techo seguro estarán felices.
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VeRo T